El Paseo del Pintor Rosales (y 2)

El Paseo del Pintor Rosales nos depara muchos encuentros e historias, tanto de monumentos como de sucesos y de personajes que por aquí vivieron o pasearon. Un sereno paisaje arbolado sobre el Parque del Oeste con el fondo de la Sierra de Guadarrama nos acompaña.

Monumento de Vaquero Turcios a las vicitimas del Cuartel de la Montaña

El Cuartel de la Montaña

Al iniciar el paseo enseguida nos encontramos con el monumento que el escultor Joaquin Vaquero Turcios (Madrid 1933- Santander 2010) levantó en 1972, en recuerdo de todas las victimas de la lucha fraticida que el 19 de julio de 1936 se desarrolló en torno al Cuartel de la Montaña, aquí ubicado desde 1860. Una figura de bronce que representa el cuerpo de un hombre mutilado, colocada en el centro de un paredón construido en forma de sacos terreros evoca la tragedia.

Monumento a don Agustín Argüelles

La estatua de don Agustín de Argüelles (Ribadesella 1776 – Madrid, 1844), apodado «el Divino» por su oratoria durante las Cortes de Cádiz, fue esculpida en mármol en 1902, por el mismo autor de las de San Isidoro, Alfonso X el Sabio y Alonso Berruguete de la Biblioteca Nacional, don José Alcoverro (Tarragona 1835-Madrid 1908).

Monumento a don Agustín Argüelles

Agustín Argüelles, político liberal fue impulsor de importantes reformas en la ciudad de Madrid, y diputado por Asturias en las Cortes de Cádiz donde se le encargó la redacción del preámbulo y el articulado de la primera Constitución Española, la de 1812. Intentó la abolición de la esclavitud y se oponía al tormento como prueba judicial. Con el regreso de Fernando VII a España y la restauración absolutista, Argüelles sufrió cárcel y destierro. Pero siempre se mantuvo fiel a sus ideas.

En 1856, doce años después de su muerte, el Ayuntamiento de Madrid dio su nombre a este barrio de Argüelles, situado aquí en la parte alta de la Montaña del Príncipe Pío. El está sepultado en el Panteón de Hombres Ilustres de Madrid, en su jardin.

Su estatua fue situada en 1902 en la calle de la Princesa, a la altura de la de Marqués de Urquijo; en 1967 se trasladó a este Paseo del Pintor Rosales y más tarde otra vez a la de la Princesa a la altura de la de Quintana. Pero el 7 de marzo de 2006 un coche chocó contra ella a gran velocidad (el conductor murió en el acto) y sufrió muy graves desperfectos. Ahora, una vez restaurada, está situada desde 2011 en la confluencia de la calle Ferraz con el Paseo de Rosales en la Plaza del Marqués de Cerralbo.

Monumento a la Infanta Isabel «La chata»

El monumento, en mármol blanco, dedicado a la infanta doña Isabel de Borbón, hija de la reina Isabel II y conocida popularmente como “la Chata» fue inaugurado en 1955, a la altura del nº 30 del Paseo.

Monumento a la Infanta Isabel «La Chata»


La infanta Isabel nació el 20 de diciembre de 1851 y hasta que nació su hermano Alfonso (más tarde Alfonso XII) en 1857 fue «Princesa de Asturias», título otorgado a los herederos de la Corona. En su honor fue nombrada la conocida calle de la Princesa. En 1868 con 17 años se casó con Cayetano de Borbón-Dos Sicilias, un matrimonio concertado del que no hubo descendencia; durante su viaje de bodas, fuera de territorio español, tuvo la noticia del derrocamiento de su madre (1868) y no pudo regresar a España hasta la restauración de la monarquía en 1874, ya viuda desde 1871.

Fue inmortalizada por el pintor López Mezquita saliendo de los toros en coche de caballos. El cuadro, fechado en 1915, se expone en el Museo de Historia de Madrid, pues la infanta Isabel fue un personaje que gozó de gran simpatía popular, especialmente entre la población madrileña, que la conoció con el apelativo de La Chata. Siendo casi octogenaria, al proclamarse en España la II República, decidió acompañar a sus parientes al exilio y partió hacia Francia. Cinco días después de abandonar España murió de causa natural cerca de París y allí fue enterrada. Pero el 23 de mayo de 1991, por orden del rey Juan Carlos I, fueron trasladados sus restos a España y depositados en la Colegiata del Palacio Real de La Granja junto a los del rey Felipe V y su segunda esposa Isabel de Farnesio.

Monumento a César Vallejo

Monumneto a César Vallejo

El 1 de marzo de este año de 1919 se ha inaugurado, a pocos pasos del de la Infanta Isabel, frente al número 30 del Paseo donde se ubica el Consulado General del Perú, un busto en bronce de César Vallejo (1892 Santiago de Chuco, Perú – 1938 París). La obra es del escultor peruano Miguel Bacca Rossi… En la placa están los versos del poema «Masa» de su poemario «España aparta de mi este cáliz».

Monumneto a César Vallejo

Monumento a Eduardo Rosales

Seguimos caminando y pasada la calle Marqués de Urquijo, y en la acera de la cornisa, vemos la escultura dedicada al pintor Eduardo Rosales que realizó en 1922 Mateo Inurria (Córdoba 1867-Madrid 1924) y tiene alrededor de 2,20 metros de altura; antes estuvo en el paseo de Recoletos.

Monumneto a Eduardo Rosales

Vecinos ilustres: Victorio Macho y Francisco Pradilla

El gran escultor Victorio Macho vivio desde principio de los años 20 hasta 1936 en el número 64 del Paseo y una oportuna lápida conmemorativa nos lo evoca en el edificio que sustituyó al chalet que él ocupó.

Victorio Macho nació en Palencia en 1887 y desde muy pronto destacó por sus grandes dotes artísticas. Finalizados sus estudios en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, se instala en Madrid. Son muy conocidos sus monumentos a Pérez Galdós, a Ramón y Cajal, a Benavente, a Gregorio Marañón y un largo etc.

Galdós en Madrid y el Madrid de Galdós
Monumneto a Galdós de Victorio Macho en el Retiro

La Guerra Civil truncó sus planes y partió para París y Rusia; más tarde se instaló en Hispanoamérica donde recibió numerosos encargos. Estuvo sobre todo mucho tiempo en Lima y allí contrajo matrimonio con Zoila Barrós con la que regresa a España en 1952 con la idea de instalarse en Toledo, donde había adquirido una propiedad en un lugar conocido como Roca Tarpeya. Su amigo el arquitecto Secundino Zuazo construye aquí su casa, museo y taller, y allí murió en 1966. Actualmente es un Museo de muy recomendada visita.

En este lugar estuvo el chalet donde vivió y tuvo su taller el escultor VICTORIO MACHO que tantos monumentos y estatuas levantó en Madrid. 1887-1966. Ayuntamiento de Madrid 1991
Casa del Paseo del Pintor Rosales que ahora ocupa el espacio donde vivió Victorio Macho

Francisco Pradilla Ortiz (Villanueva de Gállego, Zaragoza 1848-Madrid 1921)

Otro vecino ilustre que vivió en este «magnífico belvedere» fue Francisco Pradilla Ortiz, pero no he logrado averigüar en qué lugar exactamente. De la Real Academia de Historia copio el siguiente texto

La vuelta de Pradilla a España se dilató hasta los primeros días de 1897, casi un año después de haber sido nombrado director del Museo del Prado el día 3 de febrero de 1896, con motivo del fallecimiento de Vicente Palmaroli. Sin embargo, el puesto que le había obligado a regresar a Madrid no llenó sus aspiraciones, por lo que presentó su dimisión irrevocable el día 29 de julio de 1898. Desde entonces, y alejado de toda actividad pública, su vida se consagró al ejercicio de la pintura hasta su fallecimiento en Madrid, más de dos décadas después, en su vivienda del paseo de Rosales, el 1 de noviembre de 1921.

Cuando Francisco Pradilla tenía 29 años y estaba en Roma como pensionado de la Academia de España, debía pintar y enviar un cuadro para la Exposición Nacional de Bellas Artes del año 1878. Entre varios temas posibles de representar, quedó prendado por la apasionante y trágica personalidad de la hija de los Reyes Católicos, Juana, que ya había inspirado a otros pintores y al escritor Tamayo y Baus, en 1855, su tragedia “Locura de amor”.

Repasó Pradilla las crónicas que contaban la historia de aquella desgraciada Reina y encontró un alucinante suceso, que logró fijar en un lienzo de 3,40 X 5,00 m., con pincel de genio. En el catálogo de la Exposición, se explicaba la escena acaecida en el peregrinaje de Doña Juana, desde Burgos a Granada, acompañando el féretro de su esposo, Felipe el Hermoso.

La lúgrube comitiva caminaba sólo de noche, porque una mujer honesta – decía – después de haber perdido a su marido, que es su sol, debe huir de la luz del día. Tampoco consentía que ninguna mujer velara el féretro y así sucedió que, entre los pueblos de Torquemada y Hornillos, al amanecer, cuando iban a descansar en un conventó, al descubrir que éste no era de frailes, sino de monjas, la Reina ordenó al punto a todos salir de allí y acampar en las afueras. Era un riguroso més de Diciembre, finalizaba el año de 1506 y la joven reina viuda, de veintisiete años, esperaba su sexto hijo.
Se concedió a su autor la Primera Medalla de Honor concedida en la Exposición de Madrid y similares éxitos en las de París, Viena y Berlín. Así este cuadro, marcó el culmen de la pintura española en la Europa de aquel momento y su pintor quedó vinculado a él y a su protagonista para siempre.

Pio Baroja y Antonio Machado también pasearon por aqui…

Pio Baroja y su familia tuvieron que dejar casa y negocio en la calle de la Misericordia 3 junto a la Plaza de las Descalzas en 1902 pues su dueño, el marqués de Villamejor, había decidido derribar el edificio y se trasladaron al barrio de Argüelles, a la calle Álvarez de Mendizábal esquina a la de Luisa Fernanda. Por eso se convirtió don Pio en asiduo paseante del Paseo de Rosales, por donde también hizo pasear a los atormentados y marginales personajes tanto de «Aurora roja» como de «El árbol de la ciencia». «Aurora roja» era una taberna, situada entre la zona de Vallehermoso y el Paseo de Areneros, al borde del cual en un solar estaba la taberna donde se solían reunir los anarquistas los domingos por la tarde y su grupo de acción se conocia como «Aurora roja».

En cuanto a Antonio Machado, un emocionado testimonio del escritor Rafael Cansinos-Assens (Sevilla1882-Madrid1964) nos lo evoca cuando despues del fallecimiento en 1911 de Leonor su esposa Antonio regresa a Madrid y Cansinos le ve una tarde, entre la multitud que ha acudido al Paseo de Rosales para escuchar un concierto de la Banda Municipal…y le conmueve verlo tan solo y vestido de luto, pálido y serio…

El Parque del Oeste junto al Paseo del Pintor Rosales

Pero pasaron los años y en 1928 Machado conoce a Pilar Valderrama y la convierte en Guiomar, y cuando desde Segovia viene a Madrid suele subir andando toda la ladera del Parque del Oeste para llegar delante del magnífico chalet donde ella vive en el Paseo de Rosales …Y siempre que pueden pasean por el Parque del Oeste y la Moncloa…

Y seguro que hay muchas más historias sucedidas en este evocador e inspirador Paseo del Pintor Rosales…

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