El pasado sábado dia 4 de marzo amaneció nublado en Madrid, pero a eso de las 10 salió el sol en Lavapiés, quizá asombrado de que a tan temprana hora se agrupara tanta gente junto a la Corrala y al edificio de las antiguas Escuelas Pías, y la razón era que allí mismo, cerca de la estatua dedicada a Agustín Lara, se iba a inaugurar la placa que adjudica el nombre de la Plaza a Arturo Barea
A mí me parece una idea muy buena esta proximidad, pues ambos personajes, nacidos los dos en 1897, pero con un oceáno por medio, están vinculados a Madrid y a este barrio de Lavapiés de diversas maneras y tuvieron, además, otras afinidades que vamos a ir descubriendo.
Hay en el mundo ciudades afortunadas; ciudades de las que se enamora algún artista y la convierte en musa de sus escritos o en modelo de sus cuadros…o en música para sus canciones…
Arturo Barea convirtió a Madrid en protagonista de su obra literaria «La forja de un rebelde», de forma que muchos de sus capítulos se convierten en un paseo por ella, cuajado de historias y anécdotas que nos trasladan a como era la ciudad y sus habitantes en aquel tiempo. En las dos entradas anteriores dedicadas a su obra hemos seguido algunos de sus itinerarios.
La música es la más universal de todas las artes porque puede viajar por las ondas del aire y llegar intacta a todos los rincones del ancho mundo…Esta suerte la tuvo Madrid con el artista mexicano Agustín Lara que compuso en su honor el Chotis Madrid, chispeante evocación de la ciudad y que ha dado la vuelta al mundo.
En él dice…«Cuando llegues a Madrid chulapa mía/ voy a hacerte emperatriz de Lavapiés». Y también promete: «alfombrarte de claveles/ la Gran Via». Y que después de un «baño con vinillo de Jérez … en Chicote, un agasajo postinero/ con la crema de la intelectualidad».
Y como final «un piropo retrechero/más castizo que la calle de Alcalá» y la afirmación de que «en Mëxico se piensa mucho en tí, por el sabor que tienen tus verbenas, y por tantas cosas buenas que soñamos desde aquí…»
Dicen que de la amistad entre Perico Chicote, (fundador del mítico local en Gran Via 12) y Agustín Lara, surgió el chotis Madrid que Lara le dedicó, y que por primera vez cantó en España la gran cantante mexicana Ana Mária González en 1948 en Radio Madrid.
Después del triunfo de este chotis que hasta Plácido Domingo ha cantado, la ciudad le dedicó un monumento en el castizo barrio de Lavapiés, junto a una de sus Corralas más emblemática en la calle Sombrerete y a las venerables ruinas de las Escuelas Pías hoy convertidas en Biblioteca y Centro Cultural. Aquí ocupa su lugar desde 1975 Agustín Lara, «el flaco de oro», que nació en Ciudad de México en 1897 y murió en 1970. El escultor mexicano Humberto Perazo fue su autor.
Aunque en una cosa se equivocó Agustín Lara en sus elogios a Madrid.. .Él decía que era «la cuna del chotis»…pero en realidad la música y el baile del chotis procede del centro de Europa, más concretamente de Bohemia, donde se hizo famosa en el XIX y llegó a España en 1850 al parecer en una fiesta organizada en el Palacio Real… Por alguna misteriosa razón gustó tanto que enseguida fue «adoptado» por Madrid
Otra afinidad más tienen Agustín y Arturo: Los dos hicieron oir durante años su voz a través de las ondas de la radio.
Desde 1930 en el programa de Radio «La hora íntima de Agustín Lara» él enviaba al mundo a través del micrófono sus memorables canciones: Solamente una vez, María Bonita, Noche de Ronda...y un larguísimo etcétera. Por eso la emisora «XEW La voz de América Latina» tiene un lugar destacado en su pedestal.
Cómo también dice: Agustin Lara, insigne compositor mexicano que cantó a España antes de conocerla... porque él no vino a España hasta el año 1954, pero eso no fue inconveniente para componer por ejemplo la canción de «Granada… tierra soñada por mí…» que le valió ser nombrado hijo adoptivo de la ciudad en emotiva ceremonia el año 1964. Y hay que recordar que igual le sucedió a Manuel de Falla, que sin conocer Granada compuso, en 1907 en París, «En el Generalife» dentro de «Noches en los jardines de España».
Arturo Barea que se exilió en 1939 al Reino Unido, trabajó allí durante 18 años, hasta su muerte, en el servicio latinoamericano de la BBC y desde la emisora pública británica sus charlas radiofónicas eran muy seguidas por toda América.
Cuando entramos en la actual Biblioteca, que ocupa la antigua Iglesia del Colegio, nos emociona sus elegantes proporciones e imaginamos como impresionarian a Arturo niño.
Leemos en el cap. VII, sus vivencias el trágico dia 19 de julio de 1936:
Las calles alrededor de Antón Martín estaban abarrotadas de gente y llenas de humo denso y agrio. Olía por todas partes a madera quemada y a metal caliente. La iglesia de San Nicolás estaba ardiendo (…) Han quemado San NIcolás, San Cayetano, San Lorenzo San Andrés, la Escuela Pía (…) El nombre de la Escuela Pía me había impresionado : mi vieja escuela estaba ardiendo. Me fui rápido calle del Ave María abajo (…) el barrio entero olía a quemado y caía una lluvia finísima de cenizas (…) La Escuela Pía estaba ardiendo por dentro, La larga fachada de la calle Sombrerete, con sus cien ventanas correspondientes a las clases y a las celdas de los padres,, estaba lamida por las lenguas de fuego que surgían a través de las rejas….¿Qué habría ocurrido a la biblioteca del colegio con sus viejos libros iluminados, con sus manuscritos únicos? ¿Qué habria ocurrido a las salas de física y de historia natural, tan espléndidas, tan escasas en España?