Regresamos a la Plaza de España para seguir apreciando más perspectivas y detalles de los últimos cambios que en ella se han llevado a cabo.
Y volvemos a contemplar la preciosa Fuente de las Conchas, ante la fachada de la iglesia y del convento de Santa Teresa y san José, de los Carmelitas Descalzos, (que se establecieron por primera vez en Madrid en 1605) construídos entre 1923 y 1928 por el arquitecto Jesús Carrasco-Muñoz Encinas, (Madrid, 1869-1957) en el espacio que antes había ocupado la antigua Casa de Vacas de la Montaña del Príncipe Pío.
Y para saber la razón de este nombre hay que recordar que toda esta zona, junto con la de donde se alza el Palacio Real, son las cotas más altas de Madrid y por tanto con los mejores panoramas de la ciudad, con toda la sierra de Guadarrama de fondo. A este espacio concretamente se le dio primero el nombre de «La Florida», por una gran huerta que allí se situaba, pero más tarde se denominó «Montaña del Príncipe Pío».
Uno de los numerosos propietario de terrenos en la zona, fue don Francisco de Moura marqués de Castel-Rodrigo que aquí construyó una suntuosa residencia palaciega.
Cuando falleció el marqués le heredó su hija mayor, pero al morir ella sin descendencia, todo pasó a su hermana menor, doña Juana de Moura casada con el Príncipe Pío de Saboya, un aristócrata italiano que había luchado a favor de Felipe V en la Guerra de Sucesión al trono de España. Debido a ello Felipe V le concedió el Toisón de Oro. De aquí vino el nombre de «Montaña del Príncipe Pío» y siglos más tarde el de la estación del tren y del metro del Príncipe Pío…
Pero seguimos con el templo y convento dedicados a Santa Teresa. Jesús Carrasco-Muñoz lo había diseñado con una torre de 89 m. de altura, rematada por una gran estatua de la santa. Algo similar a lo que años antes había realizado en la iglesia de la calle Goya en honor de la Inmaculada Concepción. Pero finalmente se decantó por esta fachada que evoca con sus almenas el libro del «Castillo Interior o las Moradas» que escribió Santa Teresa.
Pero además lo remató con una de las más preciosas cúpulas de Madrid, obra en cerámica del gran Daniel Zuloaga (Madrid 1852-Segovia 1921). Es una cúpula bizantina a más de 30 metros de altura, sobria y luminosa en su interior y por fuera esplendorosa, formada por azulejos cerámicos de colores muy diversos y rematada por una corona real… pero no muy fácil de ver, así que para disfrutarla hay que tomar distancia.
Cúpula neobizantina. Terminada de construir en 1928.