Tanto callejear desde Tirso de Molina a la Plaza de Lavapiés para ir a las ruinas de la Escuela Pía en la de Arturo Barea, me ha hecho fijarme y admirar las encantadoras cerámicas con los nombres de cada calle obra de Alfredo Ruiz de Luna (Talavera de la Reina 1948-2013) nieto de Juan Ruiz de Luna e hijo de Antonio Ruiz de Luna, una gran saga de ceramistas españoles. Ellas nos relatan con sus dibujos el origen de los nombres de cada calle.

A principios de los años 90 el Ayuntamiento de Madrid le propuso a Alfredo Ruiz de Luna realizar rótulos en cerámica, con los nombre de las calles en los barrios más entrañables de Madrid, y así tenemos la gran suerte de tener muy distinguidas varios cientos de calles con unas mil encantadoras cerámicas.

En este plano podemos ver el entramado de calles y travesías que lo conforman. Vamos a entrar desde la Plaza de Tirso de Molina por la de MESON DE PAREDES

Su nombre se deriva de uno de los muchos mesones que había en la zona, y que quizá fuera el más conocido y famoso por su dueño, pues como tal aparece en el azulejo: « Simón Miguel Paredes. MESÖN. Camas y comida» .

Enseguida y a su derecha tenemos la calle de JUANELO

Juanelo Turriano fue quien introdujo la ciencia relojera en España, cuando Carlos V le mandó llamar a Toledo en 1556 y le nombró Relojero de la Corte y también Matemático Mayor. Él nació en Italia en el año 1501 y falleció en Toledo en 1585. Al parecer durante un tiempo estuvo en Madrid y vivió por esta zona.

Paralela a Mesón de Paredes y también con entrada desde la Plaza de Tirso de Molina tenemos la pequeña calle de LA ESPADA

Su origen es el lugar donde se estableció un maestro de esgrima para dar sus clases y cuentan que tanta fue su fama que hasta el propio Lope de Vega fue uno de sus alumnos. En su puerta colgó una muy antigua espada que le dió el nombre a la calle. Con el tiempo, y por problemas con el dueño del solar, el maestro tuvo que mudarse a otro espacio muy cercano al que se dio el nombre de Calle de LA ESGRIMA.

Pero la espada siguió colgada en el anterior espacio, hasta que la compró el duque de Alba (que también tiene dedicada una calle muy cerca) al darse cuenta de que era mucha su antiguedad y valor.

Y vamos comprobando como muchas de las calles ya aparecen en el indispensable plano de don Pedro Texeira del año 1656, es decir hace 356 años. Este fantástico plano ocupa un lugar de honor en mi casa.

Seguimos bajando por Mesón de Paredes y nos encontramos tras la calle de JUANELO las de ENCOMIENDA, DOS HERMANAS, ABADES, OSO, CABESTREROS, SOMBRERETE Y TRIBULETE.

Este nombre procede de una lúgrube historia, tanto que el nombre completo de la calle fue en su origen la de CALLE DEL SOMBRERETE DEL AHORCADO. En unos corrales que aqui existían y que eran propiedad del Escribano de la Villa de Madrid, don Antonio de Cros y Estrada, se conservó izado sobre un palo el sombrerete con el que se ajustició, en la horca en la Plaza Mayor de Madrid, al agustino portugués Fray Miguel de los Santos acusado de haber apoyado la causa del llamado «Pastelero de Madrigal», que decía ser el rey don Sebastián de Portugal. Uno de los grandes enigmas de la historia nunca resuelto.

Es una pequeña calle, que linda con La Corrala y con la Escuela Pía, y cuyo nombre se deriva de un juego que por lo visto se practicaba en uno de los corrales de esta calle. Sobre tres piezas de madera o metal, se apoyaban otras de menor tamaño, consistiendo el juego en derribar, con trozos de tejas o piedras planas, éstas últimas dejando en pie las piezas mayores.

Seguiremos paseando por estas calles con sus nombres representados en bellas cerámicas.