Rosario Weiss en la Biblioteca Nacional, con sus dibujos y pinturas, es una original sorpresa, a las que tan bien aconstumbrados nos tiene la Biblioteca. Una mujer de vida breve y gran valía artística, pero más conocida porque desde los seis años convivió, junto con su hermano Guillermo y su madre Leocadia Zorrilla, con Francisco de Goya que fue su maestro.
Según su certificado de Bautismo en la iglesia de San Ginés de Madrid, ella era hija de Leocadia Zorrilla y del joyero judío alemán afincado en Madrid Isidoro Weiss. En algunos textos se habla de que era «ahijada» de Goya, pero nada se sabe de cierto, salvo que vivieron con él desde 1820 y que cuando Goya falleció (el 16 de abril de 1828) nada les había dejado en el testamento, que estaba exclusivamente a nombre de su hijo Javier… con el cual Leocadia no tenía ninguna buena relación.
Goya enseguida captó la facilidad para el dibujo y la pintura de Rosario que, no pudo tener mejor maestro. La famosa Quinta del Sordo fue el lugar donde recibió sus inapreciables lecciones, entre 1820 y 1824, y más tarde en Burdeos, desde 1824 a 1833.
Podemos ver dibujos hechos por Goya y de él con Rosario
Una década tuvo sólo para desarrollar su breve pero intensa carrera, que le permitió ganarse la vida profesionalmente. La muerte la sorprendió el 31 de julio de 1843… con tan solo 28 años, a consecuencia de una infección intestinal, o del llamado «cólera morbo» según leemos en su certificado de defunción.
Este dibujo de 1938 de los tres hijos del Académico de San Fernando Pedro Manuel Velluti, está considerado como una de las mejores obras de Rosario Weiss
De sus dotes artísticas dan una idea por ejemplo los setenta y siete dibujos, conservados en la Hispanic Society, en un principio atribuidos a Goya, que en 1956 José López-Rey demostró que eran de Rosario.
Juan Antonio Rascón Navarro (Madrid 1821-1904), escribió su necrológica el 20 de septiembre de 1843 en la Gaceta de Madrid, nº3286… que aparece íntegra, (junto con otros interesantes documentos, como las cartas de Leocadia Zorrilla a Leandro Fernández Moratin al morir Goya), en el programa de mano que acompaña a la exposición.
Este texto es de 1843… pero bien podría escribirse hoy sobre tantas mujeres que, en diversas profesiones y oficios, tradicionalmente masculinos, siguen luchando por vencer las dificultades que sólo por razón de su sexo les impiden ser reconocidas al mismo nivel que sus compañeros varones.
Y seguimos con Rosario Weiss y su entrañable exposición en la Biblioteca Nacional.
Además de los dibujos hay bellas pinturas. Arriba vemos un ángel custodio, fechado en Madrid en 1841, de una colección particular en la Granja de San Ildefonso (Segovia). Esta pintura la presentó en la Exposición de la Academia de 1841 y según se dice en la cartela que acompaña al cuadro «recuerda levemente a las ángelas de Goya en San Antonio de la Florida».
Aquí vemos a «La virgen de la Contemplación » que le sirvió para ser reconocida por la Real Academia de San Fernando como Académica de mérito en 1840
Y también fue profesora de dibujo de las Infantas Isabel (futura Isabel II y de su hermana Luisa Fernanda, de las cuales vemos unos dibujos de manos, en 1842.
Nada más entrar en la exposición, en una vitrina vemos un libro abierto, con la imagen de una casa y un texto en francés referido a la «Quinta del Sordo» en Madrid… y con esta evocación terminaremos.
Hace varios años fui a conocer el lugar donde estuvo situada la famosa «Quinta del Sordo» y descubrí emocionada una pequeña placa señalando el lugar donde se había ubicado el espacio donde Francisco de Goya pintó una atormentada y admirable serie de pinturas llamadas «negras», identificando con ese color el abatimiento y la desolación de un alma solitaria que contemplaba un mundo desolador…
Una Quinta cuya destrucción es uno de los pecados imperdonables de este Madrid que a veces se convierte en verdugo de sus más bellos recuerdos…y menos mal que las pinturas se salvaron gracias al barón francés d´Érlanger, último propietario de la finca, que le encargó al buen pintor y eminente restaurador valenciano Martínez Cubells su traslado de la pared al lienzo.
En la Calle Saavedra y Fajardo en el número 32, en el lugar que ahora ocupa un sencillo edificio de 3 plantas, estuvo la Quinta que Francisco de Goya compró un 27 de febrero de 1819… Según las escrituras esta Quinta estaba situada:
«En el camino que parte del puente de Segovia hacia Alcorcón y la Ermita de San Isidro, que tiene una superficie de diez fanegas y catorce celemines (unos 94 mil metros cuadrados) y que le costó sesenta mil reales. Tenía huerta y jardín y una edificación de dos plantas»
(Mariano Juberías en la enciclopedia de Madrid, Rio Manzanares. Tomo I, pág. 291. Editado por el Ayto, de Madrid 1979)La famosa estación de tren, llamada de Goya en honor al pintor, se alzó justo aquí, enfrente del solar dejado por la Quinta… Desde esta estación que inició su construcción en 1883 y que ha prestado servicio hasta 1970, se hacía el recorrido de unos 74 km. en los cuales se tardaba algo más de tres horas, pues el tren llevaba una media de 20 km. a la hora:
Y desde aquí aún podemos ver, entre las construcciones, los coches y los árboles, lo que Goya, Leocadia, Guillermo y Rosario verían despejadamente a simple vista al otro lado del Manzanares: el Palacio Real y la cúpula de San Francisco el Grande
Nota.- La exposición estará hasta el 22 de abril de 2018
Biblioteca Nacional, Paseo de Recoletos 20 – 22
telef. 91 580 78 03/48
Entrada gratuita