Pio Baroja en Madrid (1) va a ser un recorrido por aquellos rincones de Madrid donde vivió, trabajó y paseó el gran autor vasco y que, con tanta frecuencia, evocó en sus libros. Él nació en San Sebastián el 28 de diciembre de 1872 y murió en Madrid el 30 de octubre de 1956. Cuando apenas tenía 6 años (en 1879) su familia viene a vivir a Madrid y aquí escribe y publica la mayor parte de su obra, y como hemos visto, aquí fallece.Madrid conmemoró el cincuentenario de su fallecimiento en el año 2006 con una emotiva y bien presentada exposición en el ya lamentablemente desaparecido Museo de la Ciudad en la calle Principe de Vergara 140 (inaugurado en julio de 1992 y clausurado en julio del 2012)
La exposición «Baroja, kilómetro cero»
Presentó un recorrido por su vida a través de fotografías familiares, de las primeras ediciones de sus libros (incluso de algunas de sus correcciones en los originales), de su tesis doctoral en Medicina sobre «El dolor», y su correspondencia con otros escritores, y los cuadros y objetos que le acompañaron y que le inspiraron en algunas de sus obras… Otro apartado evocaba la vida de Baroja en Madrid desde 1940 hasta su muerte en 1956 y la tertulia de su casa en la calle Ruiz de Alarcón 12, los paseos por el Retiro y las últimas fotografías de su entierro en el Cementerio Civil de Madrid (cuartel 4 bajo, manzana 29 letra B) donde al parecer fue la primera persona enterrada en él tras la guerra. Y las reseñas aparecidas en la prensa en aquellos momentos. Llevaron a hombros su ataúd entre otros Ernest Hemingway y Camilo José Cela, dos de sus grandes admiradores .
Lógicamente no faltaba un apartado emocionado a su amada tierra Vasca, tan fundamental en su vida y de su casa de Itzea en Vera de Bidasoa (Navarra) de la cual se reprodujo en la exposición una parte de su gran biblioteca.
La familia Baroja
Este árbol genealógico de la familia Baroja nos ayudará a identificar a cada uno de los famosos miembros de esta familia… Desde Serafín Baroja, donostiarra, ingeniero de minas y gran amante de la música, a sus hijos, Dario Baroja y Nessi, fallecido antes de cumplir los 24 años en 1894, Ricardo, conocido pintor, Pio el gran novelista y ensayista y Carmen, una interesante mujer que nos dejó por escrito muchos recuerdos de su vida
Carmen (1883-1950) que se casó con el editor Rafael Caro Raggio y fueron padres del también famoso Julio Caro Baroja (1914-1995) antropólogo, historiador, lingüista, folklorista y ensayista
y del destacado documentalista Pio Caro Baroja (1928-2015), padre de los dos últimos descendientes de esta destacada saga familiar: Carmen y Pio Caro Jaureguialzo.
Pío Baroja en Madrid
Como ya hemos dicho en 1879 los Baroja llegaron a Madrid y se alojaron en el domicilio de una tia de la madre, doña Juana Nessi, en la calle de la Misericordia nº 2, antigua residencia de los Capellanes de las monjas Descalzas (…) allí pasaron una larga temporada y Pio se matriculó en el Instituto de San Isidro, para cursar el último año de Bachillerato.
Entre los numerosos recuerdos que se guardan en el Museo del Instituto, está la página de un comics con referencias a todos sus ilustres alumnos
Los recuerdos del Instituto le acompañaron siempre y, en «Las horas solitarias», él nos dirá que:
» las mañanas de Madrid, de invierno, de cielo claro y hermoso, andando por las calles, me dan mucha tristeza…me recuerdan la época de estudiante en que iba al Instituto de San Isidro y en que me sentía tan desválido y tan tímido».
Al iniciar Pio su segundo curso de Medicina en la Facultad de San Carlos la familia se trasladó a la calle Atocha, esquina a la calle Esperancilla, (desde 1899 dedicada al «Marqués de Toca», el eminente cirujano y catedrático don Melchor Sánchez de Toca) que estaba junto a la antigua Facultad de Medicina de San Carlos (hoy Colegio de Médicos).
De esta época y de sus visitas a los diversos hospitales de Madrid, el de San Carlos, el de San Juan de Dios y el General, surgieron los perfectos escenarios para su novela El árbol de la ciencia. muy biográfica, sobre un estudiante de Medicina en Madrid, entre la calle Atocha, el Retiro y Argüelles… y también le sirvió para darse cuenta, tras su paso por Cestona ya como médico, de que la medicina no era su verdadera vocación.
Así que Pio regresa a Madrid y se hace cargo de la panaderia llamada «Viena Capellanes», fundada en 1873 por el industrial panadero Matías Lacasa Ferrer y su esposa Juana Nessi, tia materna de Pio Baroja, en el mismo edificio donde vivían en la calle de la Misericordia nº 2, y donde la familia Baroja ya habían residido años atrás. Corpus Barga se hizo eco en su libro «Los paso contados» de este hecho
Aquí escribió, entre otras, las novelas Vidas Sombrías, Silvestre Paradox, La Casa de Aizgorri. Pero en 1902 tuvieron que dejar casa y negocio pues su dueño, el marqués de Villamejor, había decidido derribar el edificio y se trasladaron al barrio de Argüelles, a la calle Álvarez de Mendizábal esquina a la de Luisa Fernanda, que era un hotelito de dos plantas, con un patio detrás bastante grande donde se pudieron instalar los hornos y demás dependencias para dejar el hotelito como vivienda familiar. .. Todo esto nos lo cuenta en sus memorias Carmen Baroja.
Es por eso que el Barrio de Argüelles aparece mucho en las novelas de Pio Baroja, como en «Aurora roja»... Que era una taberna, situada entre la zona de Vallehermoso y el Paseo de Areneros, al borde del cual en un solar estaba la taberna donde se solían reunir los anarquistas los domingos por la tarde y su grupo de acción se conocia como «Aurora roja»..
Azorín, el gran amigo de Pio Baroja, hizo del despacho grande de la calle Mendizábal una preciosa descripción….
(…) El despacho es grande, tiene tres balcones por los que entra a raudales la tibia y confortadora luz solar (…)En el centro destaca la mesa recia y sencilla, de caoba; a un lado un arcazantiguo, en el fondo una estanteria con cristales verdosos emplomados, que dejan ver los lomos de los libros. Hay algo de sobrio, de simple, de tranquilo; pero se percibe a través de este sosiego y de esta simplicidad, una preocupación por lo exquisito, por lo raro, por lo atormentado(…)
Y dice Carmen en sus citadas Memorias que en esta descripción la parecía ver, no solamente el despacho, sino la propia forma de ser de la familia…
Pio Baroja conoció muy bien Madrid, paseó mucho por la ciudad, le gustaba pasear despacio y descubrir perspectivas y rincones…
A su última trilogía, titulada «La juventud perdida», corresponde la novela «Las noches del Retiro»… y en ella evoca
«la tarde de octubre era de una belleza y de una placidez admirable»
Y es por eso que en la cabecera de la Cuesta Moyano (en honor muy merecido a Claudio Moyano) y precisamente a un paso del Retiro se situó este monumento a Pio Baroja, uno de los novelistas que mejor ha sabido captar la vida que a él le tocó presenciar y vivir en la ciudad… y que además fué uno de los intelectuales que más directamente influyeron, en 1925, para la creación de este espacio permanente para los amigos de todos los libros, de los actuales y de los antiguos.
Seguiremos viendo muchas más cosas en los llamados «itinerarios madrileños del mundo barojiano»