El «Orgullo Barroco» se ha celebrado con mucho éxito este pasado jueves, 7 de diciembre, que es el dia en que nació en 1598 el gran escultor y arquitecto Bernini. Creo que ante tal satisfactorio hecho es interesante conocer algunos ejemplos del Barroco en Madrid y también una explicación histórica de cual fue el origen de esta etapa del Arte pues, a diferencia de otras, sus características iniciales en pintura y escultura, tienen fecha y fueron dadas por la Iglesia a los propios artistas…
El «Orgullo Barroco» en Madrid
La más preciada joya del Barroco madrileño es sin duda la iglesia de San Antonio de los Alemanes
que podemos contemplar y conocer abriendo el enlace anterior.
Y en la calle de Alcalá, en el interior de la iglesia de San José, de interesante historia, se encuentra la barroca y redonda capilla dedicada a Santa Teresa
Pero también hay en Madrid otra joya del barroco: el camarín de la Virgen del Rosario, en la iglesia de san Pedro Ad-Vincula de la Villa de Vallecas, que ha sido recientemente recuperado
Un templo cuya construcción se inició en el siglo XVI sobre un edificio anterior, probablemente mudéjar, y en el que destaca la citada Capilla de Nuestra Señora del Rosario, una de las construcciones más representativas del Barroco madrileño y uno de los conjuntos decorativos más interesantes de la región.
El origen del Barroco
Su origen se remonta a 1517, cuando un monje agustino llamado Martín Lutero, lanzó un gran desafío a la poderosa Iglesia Católica de Roma. Precisamente ahora estamos en el V centenario de aquel hecho que tuvo una repercusión universal: La Reforma protestante.
La respuesta de Roma tardó en llegar y no se materializó hasta 28 años después, en 1545, cuando finalmente fue convocado un concilio en una ciudad del Norte de Italia: Trento. Y no sólo llegó tarde, sino que duró 18 años con varias interrupciones…hasta 1563. Se sucedieron durante su desarrollo cinco papas, y se cerró sin lograr restablecer la unidad de la cristiandad.. .Pero dio lugar a la conocida como Contrarreforma, cuya influencia se ha mantenido hasta el Concilio Vaticano II (convocado por Juan XXIII en 1959).
Pero parte de sus sesiones, especialmente en1563, se dedicaron a elaborar algunos decretos, en cuanto al «culto a las imágenes», uno de los temas más atacados por los reformistas protestantes, y que tendrían consecuencias para el desarrollo del arte durante los siglos XVI y XVII en los países católicos.
Respecto a este tema, la Iglesia Católica se expresó del siguiente modo:
…declara que se deben tener y conservar, principalmente en los templos, las imágenes de Cristo, de la Virgen madre de Dios, y de otros santos, y que se les debe dar el correspondiente honor y veneración: no porque se crea que hay en ellas divinidad, o virtud alguna por la que merezcan el culto, o que se les deba pedir alguna cosa, o que se haya de poner la confianza en las imágenes, como hacían en otros tiempos los gentiles, que colocaban su esperanza en los ídolos; sino porque el honor que se da a las imágenes, se refiere a los originales representados en ellas…
Lo que la Iglesia Católica demandaba en ese momento crucial de la segunda mitad del s. XVI era un arte dirigido más al ánimo y al sentimiento que al intelecto; es decir, un arte para impactar a las masas de fieles que acudían a las iglesias y que marcara la diferencia con los templos protestantes… El Renacimiento había sido un regreso (tras diez siglos de arte medieval tan vinculado a la religión) al pasado clásico y se habían buscado temas más laicos y mitológicos. Sus principales artistas (Leonardo, Miguel Ángel y Rafael) habían dotado a las imágenes religiosas de la armonía y la serenidad del mundo clásico.
Ahora se necesitaba humanizar, emocionar y conmover, impactar, deslumbrar, exaltar…y todo se llena de movimiento…Caravaggio, Rubens, Velázquez y Rembrandt, son claros ejemplos de como fueron de imaginativos los artistas del Barroco.
Detalle de la Cena de Emaús de Caravaggio
El arte patrocinado por la Iglesia se transforma en un arte oficial, y los artistas debían realizar sus obras religiosas siguiendo las instrucciones de la iglesia, supervisadas por los teólogos … Especialmente la Contrarreforma fue dirigida por las órdenes religiosas, sobre todo por los jesuitas que, como en la Edad Media, consideraban que el Arte estaba al servicio de la Teología.
En Roma se alzó la iglesia del » Santísimo nombre de Jesús» (conocida como «Il Gesú» ), la primera iglesia jesuíta construida por Vignola y uno de los ejemplos más destacados del arte barroco romano, tal como demandaba la Contrarreforma. Su modelo de fachada (muy original en su época), su nave única con pequeñas capillas laterales, y sus impresionantes frescos se expandieron por todo el mundo con la misma rapidez que lo hacían los propios jesuitas.
Este espectacular techo barroco fue pintado en 1685 por Andrea Pozzo para la iglesia de San Ignacio de Loyola situada en la elegante plaza del mismo nombre en Roma.
Aquí se muestran en todo su esplendor las consignas que definian el estilo Barroco desde su origen: el efectismo ornamental y la teatralidad escénica de sus representaciones. Andrea Pozzo, profeso jesuita era, además de pintor, arquitecto y escenógrafo, y un maestro del trompe l’oeil o trampantojo.
En España el siglo XVII y el auge de las premisas barrocas coincidieron con un brillante y fecundo período literario que dio en llamarse Siglo de Oro. Estéticamente, el barroco se caracterizó, en líneas generales, por la complicación de las formas y el predominio del ingenio y el arte sobre la armonía de la naturaleza, que constituía el ideal renacentista.
Para ampliar el tema ver : EL Barroco en dos pueblos cordobeses: Priego y Lucena