De pronto miras hacia lo alto cuando paseas por diversas calles y plazas de Madrid y te das cuenta de que allí arriba hay un reloj que te va marcando las horas…Los hay muy famosos y conocidos pero hay muchísimos en los que nunca te habías fijado. Vamos a dar unos buenos paseos mirando a lo alto y buscando los relojes que nos marcan las horas de la vida.
Y para ello nada mejor que iniciar la ruta por esta antigua relojería de la calle de la Sal nº 2, esquina a la de Postas, como leemos y vemos en las encantadoras cerámicas de Alfredo Ruiz de Luna, en las que siempre conviene fijarse.
En esta cerámica vemos una blanca casita sobre cuya puerta puede leerse «Depósito de sal» y en un cartel colgante también pone «Sal», y vemos como una mujer la está comprando.
Pero volvemos al tema que nos ocupa: los relojes en Madrid, y vemos en un balcón «Al relojero de las calle de la Sal» que nos mira guiñando un ojito.
mientras sostiene una esfera de reloj con su mano izquierda y guiña burlón un ojo… y alzando después su mano nos señala que faltan cuatro minutos para las 11
… como antes ya nos había avisado otro de los relojes de la cercana Iglesia de Santa Cruz que faltaban ocho…
Y haciendo esquina con la de La Sal está la calle Postas, cuyo nombre sin duda procede del que se daba al conjunto de caballerías que se apostaban en los caminos, cada dos o tres leguas, para que los correos que llevaban la correspondencia o las diligencias con viajeros, pudiesen renovar los caballos y ganar muchas horas en los dificiles caminos que les tocaba recorrer. Una legua tiene 4,82803 km.
Y en el s. XIX las conocidas como diligencias de «Remigio Viñas» que iban a Sacedón paraban precisamente aquí,
junto a la posada del Peine, hoy convertida en un hotel que ha tenido el buen acierto de conservar su nombre
Aunque en este caso ambos relojes «no están en hora».
Seguiremos caminando en busca de más relojes .