Tantas cosas se están hablando en este año sobre Cervantes que parece tarea imposible añadir alguna novedosa. Pero cuando estaba haciendo mi último post, encontré este emotivo texto que había escrito Hans Christian Andersen en1863, después de contemplar la estatua de Miguel de Cervantes en la Plaza de las Cortes y eso me animó a evocar algunos recuerdos del escritor por esta zona madrileña.
La estatua que ante nosotros tenemos caminó en carne y hueso un día por la tierra, fue un rey del ingenio cuyas obras iluminaron todo el orbe culto; su memoria es una bendición. Con toda la facultad de su fuerza viril arrastró cadenas de esclavo; por su patria, por España, sacrificó en la lucha su brazo izquierdo; y sus contemporáneos le dejaron pasar hambre y miseria, le trataron con indiferencia, no supieron reconocer y apreciar su valía.
Cervantes en la Plaza de las Cortes
He aquí la estatua que inspiró tan verídica reflexión
Es una estatua en bronce obra del escultor catalán Antonio Solá (también creador de la de Daoiz y Velarde), con pedestal de Isidro González Velázquez, que se levantó aquí, en la Plaza de las Cortes, (en aquel momento llamada plazuela del Estamento de los Señores Procuradores), en 1835, en atención a la proximidad del último domicilio de Cervantes. En realidad se le conocen varios domicilios en Madrid, entre ellos en la calle de Leganitos, de la Magdalena ,en Huertas y la última en la del León, esquina a la de Francos (hoy de Cervantes) donde murió el 22 de abril de 1616.
En dos de los laterales aparece la siguiente inscripción: «A Miguel de Cervantes Saavedra, Príncipe de los Ingenios españoles, año de MDCCCXXXV», en uno en castellano y en otro en latín. También hay dos bajorrelieves de Francisco Piquer, sobre la aventura de los leones y otro de Don Quijote y Sancho dirigidos por la diosa de la locura,.
Cuando se remodeló la Plaza, en 2009, se encontró uno de los basamentos originales de la estatua (que en el año 1968 había sido desplazada unos metros de su primer emplazamiento) en el que se había depositado una «cápsula del tiempo»: una caja de plomo con otra en su interior de cristal que contenía documentos y objetos alusivos al momento de su inauguración, entre ellos cuatro tomos del año 1819 del Quijote y un libro de la vida de Miguel de Cervantes.
Con todo ello se organizó en Madrid una exposición en el 2010 y actualmente todo se encuentra debidamente custodiado, pero según me dicen no expuesto, en el Museo Arqueológico regional de Alcalá de Henares.
Desde su atalaya Miguel de Cervantes contempla un amplio panorama madrileño, con la iglesia de los jerónimos al fondo a su derecha y la cúpula del Hotel Ritz a la izquierda
Y el edificio del Congreso, el moderno y el antiguo, con sus pacientes leones haciendo su guardia, junto a él.
Cervantes en el Ateneo
Muy cerca del monumento a Cervantes nos encontramos con el edificio del Ateneo de Madrid. Esta institución cultural y privada, declarada de utilidad pública, se creó para la difusión de las ciencias, las artes y las letras, en los primeros años del siglo XIX y procede de la iniciativa del grupo de ilustrados que tuvieron que huir de España, durante el período absolutista del nefasto rey Fernando VII y que al regresar, durante el trienio liberal de 1820, entre otras iniciativas promovieron la creación del Ateneo Español,
En 1823 con la vuelta del absolutismo tuvieron que huir a Londres y no fue hasta la muerte del rey, en 1833, que consiguieron volver y resurgir. En diciembre de 1835 se instalaron en la calle del Prado, esquina a la de San Agustín y cambiaron su nombre por el de Ateneo Científico y Literario, y en 1860 añaden a su nombre el de Artístico. Más tarde se trasladaron al número 27 de la misma calle, después a la calle Carretas, a la Plazuela del Ángel y a la calle de la Montera 22. Este lugar precisamente es descrito por Benito Pérez Galdós en las series cuarta y quinta de sus Episodios Nacionales
Por fin se instalan en este edificio, del número 21 de la calle del Prado, que había sido inaugurado por Alfonso XII en 1884 y que es obra de los arquitectos Enrique Fort y Luis Landecho.
En su fachada podemos ver en un panel tres efigies, que corresponden a los más significados representantes de las tres denominaciones del Ateneo, que es Científico, Literario y Artístico. De izquierda a derecha según miramos, Alfonso X el Sabio representa el Ateneo Científico, Velázquez el Artístico y Cervantes el Ateneo Literario.
En algunos medios se dice que las tres son obra de Arturo Mélida, pero he consultado en el propio Ateneo y, al parecer, no está demostrada suficientemente su autoría. Mélida, eso sí, trabajó en el Ateneo y es el autor de las bellas pinturas del techo del Salón de Actos.
Pero independientemente de cual sea su autor es un buen testimonio del homenaje del mundo de la cultura a Miguel de Cervantes
Y aprovecho para avisar de las dos próximas conferencias en el Ateneo el 23 y el 28 de este mes de mayo, una sobre Cervantes y otra sobre Shakespeare, dos genios de las letras, coincidentes en el tiempo.
Y seguiremos hablando de Cervantes en Madrid
Bonito y oportuno post sobre Cervantes, María Rosa. El gran escritor pasó una gran parte de su vida en Madrid y aquí están sus huellas, como bien nos cuentas.
Me alegro de que te haya interesado esta pequeña aportación al recuerdo de Cervantes en nuestra ciudad.
Me ha gustado mucho tu post cervantino
Hola Juan Antonio, me alegra mucho que te haya gustado este post tan «cervantno» como tú dices,