Tantas cosas se están hablando en este año sobre Cervantes que parece tarea imposible añadir alguna novedosa. Pero cuando estaba haciendo mi último post, encontré este emotivo texto que había escrito Hans Christian Andersen en1863, después de contemplar la estatua de Miguel de Cervantes en la Plaza de las Cortes y eso me animó a evocar algunos recuerdos del escritor por esta zona madrileña.
La estatua que ante nosotros tenemos caminó en carne y hueso un día por la tierra, fue un rey del ingenio cuyas obras iluminaron todo el orbe culto; su memoria es una bendición. Con toda la facultad de su fuerza viril arrastró cadenas de esclavo; por su patria, por España, sacrificó en la lucha su brazo izquierdo; y sus contemporáneos le dejaron pasar hambre y miseria, le trataron con indiferencia, no supieron reconocer y apreciar su valía.