El Museo Arqueológico Nacional (1)

El Museo Arqueológico Nacional tiene una larga historia de más de 150 años desde su fundación en 1867 hasta ser y estar como ahora le vemos

El Museo Arqueológico Nacional se creó con un Real Decreto firmado por Isabel II el 20 de marzo de 1867. Su destino era albergar las colecciones de numismática, arqueológicas, etnográficas y de artes decorativas que habían reunido los monarcas de las Casas de Austria y Borbón y que estaban guardadas en distintas instituciones.

Su primera sede fue en el conocido como Casino de la Reina, en la calle de Embajadores, donde fue inaugurado el 5 de julio de 1871 por el rey Amadeo de Saboya y su primer director fue Ventura Ruiz de Aguilera. Allí permanecíó instalado hasta que, en 1895, se trasladó al llamado Palacio de Biblioteca y Museos.

En ese momento las colecciones habían aumentado considerablemente, gracias a las diversas Comisiones Científicas que habían viajado por España y algunos países extranjeros para adquirir más objetos y colecciones particulares de mucha importancia.

El Casino de la Reina

El Casino de la Reina fue construído por el arquitecto municipal Antonio López Aguado. La palabra «Casino» tenía entonces el significado de Casa de Campo o de Recreo. Era austero en su exterior pero de mucha riqueza artística en su interior, con alfombras de la Real Fábrica de Santa Bárbara, lámparas de cristal de La Granja y porcelanas de la Fábrica del Buen Retiro. Rodeada de un gran y precioso jardín que incluso contenía una pequeña ría con una islita, a la que se accedia por un bello puente, con numerosas fuentes y un gran invernadero.

Fue el regalo que el Ayuntamiento de Madrid hizo a la segunda esposa de Fernando VII, su sobrina doña Isabel de Braganza, con quien contrajo matrimonio en 1816. Se le entregó a la Reina el 28 de abril de 1818, pero apenas pudo disfrutarlo pues falleció en un malogrado y doloroso parto el 26 de diciembre de ese mismo año. Una inteligente y culta mujer a quien asignaron un marido indigno.

El Casino de la Reina aparece perfectamente delimitado en el Plano Parcelario de Carlos Ibáñez e Ibáñez de Ibero de 1874. La entrada principal tenía una imponente puerta… la cual podemos seguir admirando, pues se trasladó y es la que da acceso al Retiro en la Plaza de la Independencia. También algunas de las pinturas que adornaban su interior podemos verlas ahora en el Museo del Prado y en el Romántico.

Puerta de entrada al Retiro por la Plaza de la Independencia. Es por la que antes se entraba al Casino de la Reina

En 1985, como hemos dicho, se trasladó al llamado Palacio de Biblioteca y Museos, un gran edificio a compartir con la Biblioteca Nacional a la que se otorgó la mayor parte, como puede apreciarse en la siguiente fotografia.

A la izquierda, con el color de la fachada más claro, el Museo Arqueológico y a la derecha, con la fachada más rojiza, la Biblioteca Nacional

Su fachada, más austera que la de la Biblioteca Nacional, se abre en la calle Serrano

El Museo Arqueológico en la calle Serrano
En el interior de la puerta podemos leer «Biblioteca y Museos Nacionales»
La entrada principal franqueda por dos grandes esfinges

Hoy nos vamos a dedicar a las estatuas de su fachada y a un pequeño pero muy interesante monumento que nos encontramos a su entrada.

Es una réplica impresa en 3D, del Arco de San Pedro de las Dueñas. Arco de estilo románico procedente del monasterio de San Pedro de las Dueñas (Sahagún, León) que data de principios del siglo XII. El original se encuentra en la sala 27 del Museo Arqueológico Nacional. La réplica ha sido realizada con Tecnología de Impresión 3D a escala real por ACCIONA. (Copia literal del oportuno letrero junto al monumento)

Sus interresantes capiteles todos diferentes
Otro de sus capiteles

La estatua de Velázquez, instalada a la derecha de la entrada al Museo Arqueológico, con su visible Cruz de Santiago, su espada y su paleta, esculpida en mármol blanco de Italia, en 1892, es obra de Celestino García Alonso, nacido en 1839 en Sigüenza (Guadalajara). Muy pocos datos tenemos de este valioso escultor que al parecer tuvo su taller en el número 20 de la calle Juanelo de Madrid.

La escultura de Berruguete, también de 1892, fue obra de José Alcoverro i Amorós (Tivenys, Tarragona, 1835 – Madrid, 1908), que también realizó las de Alfonso X el Sabio y San Isidoro en la escalinata de entrada a la Biblioteca Nacional.

Alonso González Berruguete fue un gran escultor, hijo del pintor Pedro Berruguete. Nació en 1490 en Paredes de Nava (Palencia) y falleció en Valladolid en septiembre de 1561.

Las esfinges son obra de Felipe Moratilla Parreto (Madrid 1823/27-Roma 1908/09), que se formó en Madrid en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, fue pensionado a Roma y allí se estableció y allí trabajó. Las esfinges de bronce las realizó en el año 1895.


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