Tiene un bonito nombre y está en un bello lugar, aunque quizá sea la Fuente que más traslados ha sufrido y quizá sea de las más ignoradas de Madrid.
En 1911 fue instalada nuevamente en el Parque del Oeste, para ello se utilizaron sillares del cuartel de San Gil, derribado entre 1906 y 1910.
Desmontada durante la Guerra Civil, lo que evitó su completa destrucción, durante unos años volvió a conservarse en un depósito municipal.
En 1941 se instaló en su actual emplazamamiento, junto al Museo Municipal, antiguo hospicio de san Fernando, también debido a Pedro de Ribera.
En el centro de la pileta, en forma de trébol de cuatro hojas, se alza la compleja estructura vertical que sirve de soporte a la representación de la Fama, alada y tocando la trompeta. Entre sus abundantes elementos ornamentales y escultóricos destacan los cuatro delfines, en correspondencia a los lóbulos de la pileta, que lanzan agua por su boca. Hornacinas, florones, cuatro niños que sujetan sobre sus cabezas unas conchas invertidas, escudos, caracolas, volutas, elementos vegetales. Esta riqueza ornamental se completa sabiamente por la alternancia de la piedra, más oscura con el blanco de la caliza.
Pedro de Ribera. Fuente de la Fama (171-1732)
Siempre se puede contemplar desde el exterior a través de la verja que la proteje.
Que tras esta impresionante fachada esconde toda una historia de Madrid