La Plaza de España (1)

La Plaza de España va a ser reformada en breve. Toda la elevada y extensa plataforma donde se asienta y que inicia un declive hacia el rio Manzanares,  tiene una larga historia de grandes cambios que vamos a recorrer.

La Plaza de España en el s. XVI

Si entraramos en el túnel del tiempo y retrocedieramos al siglo XVI,  evocariamos la novela de Vicente Espinel (Ronda 1550-Madrid 1624) «Vida del Escudero Marcós de Obregón», donde su protagonista nos  cuenta como iba con sus amigos, en la calurosas noches de Madrid, hasta el lugar de Leganitos, donde se gozaba del frescor que proporcionaba el arroyo de Leganitos y el lejano  puerto de Guadarrama visible desde alli….

Y es que por aquí corría impetuoso el arroyo de ese nombre, que descendía desde el norte, por lo que es hoy calle de los Reyes y al que incluso se le hizo un puente (desaparecido en 1769) a la altura de lo que mucho más tarde se convirtió en la actual calle de la Princesa.

Mural en Puerta Cerrada… Fuí sobre agua edificada, mis muros de fuego son

Madrid ya se sabe «fue sobre agua edificada» y toda esta zona presidida por el  Alcazar que, como toda fortaleza defensiva que se precie, estaba situada estrategicamente en el espacio más alto y dominante,  rodeado de profundos barrancos recorridos por caudalosos arroyos,  como el de san Pedro (por la actual calle de Segovia), el de los Caños del Peral (calle Arenal) y el citado  de Leganitos.

Así que cuando la zona se empezó a urbanizar,  por Madrid corrió esta coplilla:

“El Campo de Leganitos/en virtud del azadón,/afirman que ha de ser calle/ ¡Todo lo puede hacer Dios!”.

El Alcázar de los Austrias (por Wingaerde, 1561). Para ver el dibujo completo y ver ubicación y nombres de todos los lugares pinchar aquí sobre  El Madrid Medieval

Antón van der Wingaerde (1525-1575) conocido en España como Antonio de las Viñas, fue un dibujante paisajista flamenco del XVI, y estuvo en España al servicio de Felipe II desde 1557, pintando 62 vistas detalladas de las principales ciudades españolas. La de Madrid abarca todo el perfil, con su muralla, de lo que entonces era la ciudad que acababa de asumir la capitalidad y representa el alcázar palaciego levantado tras la conquista por los reyes cristianos, en el 1084, en el lugar donde se alzaba la torre-atalaya que los árabes, sobre el 850, construyeron (junto con otras muchas) para la defensa de Toledo…

Que ya lo dijo en verso don Nicolás Fernández de Moratin:

«Madrid, castillo famoso/ que al Rey moro alivia el miedo…»

Y en una parte del espacio montuoso y despoblado que se ve a la izquierda del Palacio es donde se situó la actual Plaza de España.

Vamos a evocar como ha ido evolucionando esta gran Plaza

Del fascículo «La Plaza de España» publicado por Espaa Calpe en 1998, en el tomo V de la serie «Madrid. Su historia. Sus gentes. Sus pueblos»
Y en tiempos de Carlos III, en 1786,  se iniciaron las obras de desmontes y nivelación del terreno, previas a  la construcción,
según proyecto de Fracisco Sabatini, de un gran convento para los frailes de San Gil… que nunca llegaron a ocuparlo, convirtiendose en Cuartel de los Guardias de Corps bajo el reinado del rey francés José I a principios del XIX.
Vemos el grandioso edificio
en la gran maqueta del ingeniero militar  León Gil Palacio   (1788-1849),
en el imprescindible  Museo de Historia de Madrid, en la calle Fuencarral 78. 
Y hacia 1856 un grabado de la colección Casariego nos muestra su fachada, de ladrillo rojo con piedra de Colmenar

Cuando fueron expulsados los franceses el cuartel quedó abandonado y por una orden del Ministerio de la Guerra se convirtió en el acuartelamiento del Parque de Artillería, conocido como el Cuartel de San Gil.  Y aquí fue donde sucedió, bajo el reinado de Isabel II, y concretamente la noche del 23 de junio de 1866,  «la noche de San Juan»,  una sangrienta sublevación de los sargentos contra sus oficiales… Fue una gran tragedia que termino en un baño de sangre, pues el cuartel fue sitiado y tras una lucha feroz se logró entrar a sangre y fuego, entre una pila de cadáveres por ambas partes… y convirtió a Madrid  «en un infierno», según nos cuenta magistralmente Pérez Galdós, que ya vivía en Madrid,  en sus Episodios Nacionales, en el titulado «Prim» y en el «La de los tristes destinos».

El 1896 se promulgó la Ley del Suelo que permitía su demolición, pero esta no se llevó a efecto hasta 1908, dejando un inmenso solar…. y así permaneció hasta 1913, como veremos en el siguiente post. 

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