El Museo del Prado esplendoroso abrió sus puerta este pasado 6 de junio y yo he podido visitarlo el lunes 8, en un emocionado recorrido por su amplia Galeria Central y varias salas adyacentes donde lucen, con luz propia, algunas de las mejores obras que atesora el Museo.
Ya el cartel anunciador creo que ha sido un gran acierto para empezar a disfrutar de lo que te vas a encontrar dentro.
Mi relación con el Prado se extiende a muchos años atrás y nunca me ha defraudado, siempre he disfrutado bien en solitarias visitas a sus exposiciones o en las magnificas guiadas que organizan, y también en las conferencias y cursos memorables en los que tanto aprendes.
Así que el pasado lunes 8, a las 10 en punto de la mañana allí estaba dispuesta entrar, con todas las garantias, en esa fantástica galería central que puedes recorrer pausadamente.
Han hecho una gran selección y así en el recorrido permitido puedes ver cuadros tan fantásticos como la Anunciación de Fra Angélico, el Descendimiento de Jesús que el pintor flamenco Rogier van der Weyden pintó antes de 1433, el paso de la laguna Estigia de Patinir, o la Venus y Adonis por el Veronés.
Venus y Adonis por Paolo Caliari,»el Veronés» por nacer en Verona (1528-1588)
Y este cuadro me remite a una de las actividades del Museo, Una obra, un artista, en las que se cuenta la historia completa representada ante tus ojos… pero también la que no aparece, la anterior y posterior de la escena. Es una experiencia de la que he disfrutado muchas veces y una de ellas fue ante este cuadro.
Contemplamos un idílico y sereno momento de descanso en plena naturaleza, cuando el bello Adonis reposa en el regazo de Venus que le cuida dulcemente, mientras Cupido, el hijo de Venus, retiene a uno de los perros tan impaciente por ir con su amo de caza.
Nada hace presagiar la tragedia, pero en breve Adonis despertará y nada podrá retenerle para ir a su deporte favorito, sin saber que bajo la figura de un fiero jabalí se esconde el cruel dios Marte que lleno de celos ataca y mata a Adonis. Venus al escuchar sus gritos acude en su auxilio pero, hallándole ya muerto, solo pudo extender un néctar sobre su sangre y así nació la flor de la anémona…
El paso de la Laguna Estigia por Joachim Patinir (1480-1524)
Patinir es considerado como el primer pintor flamenco que concedió a la naturaleza más protagonismo que a los seres humanos. Y en este cuadro podemos comprobarlo pues el paisaje no es algo que se perciba en la lejanía o a través de un ventanal, sino que ocupa casi la totalidad del cuadro. En cambio las escasas figuras humanas son muy pequeñas.
En el centro en una barca va Caronte (que en la mitologia griega era el que llevaba las almas de los muertos al «más allá») llevando a un alma que parece le ha indicado se dirija hacia la orilla de su izquierda, donde la facilidad y hermosura de su acceso le engaña…pues en realidad conduce al infierno, mientras que la otra orilla, más rocosa, en realidad conduce al cielo.
Se estima que el cuadro fue pintado hacia 1520-24, y que perteneció desde fecha ignorada a las Colecciones Reales españolas, pues es mencionada en el inventario del antiguo Alcázar de Madrid en 1636, pero de cuyo incendio en 1734, afortunadamente, se salvó.