La nieve en los cuadros del Museo del Prado

La nieve nos ha visitado en este mes de Enero en Madrid. Al día siguiente de Reyes la ciudad se vistió de blanco y ha dejado bellas imágenes de cuando estaba tan blanca y tan limpia…Cuando a la calle nadie pudo bajar aún.

Luego la nieve se empieza a ensuciar en la ciudad…pero hay un lugar donde la nieve se conserva, donde siempre es bella y donde nunca, las voces del gentio, las manos desgarradas de la prosa podrán derritir su encanto… Ese lugar se encuentra en algunas salas del Museo del Prado.

Jaime Morera. Piornos del Guadarrama (detalle) h. 1901. Museo Nacional del Prado

Hace unos años tuve la suerte de poder hacer un itinerario didáctico titulado «La sierra de Guadarrama en el Museo del Prado».

Fue en el año 2016 cuando se cumplía el centenario de la aprobación de la primera Ley de Parques Nacionales en España y el Museo del Prado se quiso unir a la celebración de este aniversario organizando un recorrido a través de algunas de sus obras en las que se ha tomado, como modelo para sus paisajes, la sierra de Guadarrama y su entorno, declarado Parque Nacional mediante la Ley 7/2013, de 25 de junio.

En varios cuadros de su gran colección podemos ver, por ejemplo, la nieve coronando las cumbres de la sierra de Guadarrama, a tan solo 60 km. de Madrid y a cuyos pies se encontraban varios sitios reales, como El Escorial en la vertiente sur y la Granja en la norte.

Felipe IV a caballo. Diego Velázquez. Museo del Prado h. 1635-36

Este magnífico cuadro fue encargado a Diego Valázquez para decorar el llamado «Salón de Reinos» del Palacio del Buen Retiro, que el Conde Duque de Olivares había mandado construir para el rey Felipe IV.

Velázquez situó la escena del rey ante un sereno paisaje que recuerda al de la sierra de Hoyo vista desde el Pardo. Esta sierra de Hoyo es una barrera natural entre las cuencas de los ríos Manzanares y Guadarrama y su principal municipio es el de Hoyo de Manzanares.

La sierra de Hoyo vista desde el monte de El Pardo

Un niño de seis años, al que vemos aquí representado, era en aquellos momentos la esperanza dinástica de su padre el rey Felipe IV. Se llamaba Baltasar -Carlos y había nacido un 17 de octubre de 1629 en el Real Alcázar de Madrid.

El príncipe Baltasar Carlos por Diego Velázquez, h.1635-36

El escenario en el que situó Velázquez al pequeño príncipe es más identificable que el de su padre, pues están muy determinados el pico de la Maliciosa y tras él el alto de las Guarramillas, también conocido como la Bola del Mundo.

El Pico de la Maliciosa

Además de los cuadros destinados al Salón de Reinos, Velázquez estuvo encargado de decorar la Torre de la Parada, un pabellón de caza en los montes de El Pardo (ahora solo quedan ruinas). Para este lugar pintaron Rubens y sus colaboradores diversos cuadros mitológicos, pero Velázquez se encargó de los retratos del rey. de su hermano el cardenal-infante Fernando de Austria, y del pequeño príncipe, todos ellos vestidos para cazar.

El príncipe Baltasar-Carlos , cazador. Diego Velázquez h.1635-36
Al fondo del cuadro la vertiente sur de la sierra de Guadarrama, en concreto Las Machotas, ubicadas entre los términos municipales de Zarzalejo, El Escorial y San Lorenzo del Escorial.

Estos eran los paisajes que el rey y sus acompañantes veían cuando salían de caza desde la Torre de la Parada y así podían comprobar que eran los mismo que habían visto en los cuadros de su interior.

En cuanto al pequeño príncipe Baltasar Carlos, nunca llegó a reinar. Murió a los 16 años en Zaragoza, el 9 de marzo de 1646, con 16 años, victima de la viruela, una terrible enfermedad infecciosa causada por un virus y sumamente contagiosa que, hasta 1980 la Organización Mundial de la Salud no pudo certificar su erradicación en todo el planeta y fue gracias a la vacuna de Edward Jenner (Gran Bretaña 1749-1823) conseguida en 1796.

Continuaremos buscando a la nieve dentro del Museo del Prado.

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.