La Glorieta de Embajadores

La Glorieta de Embajadores al parecer debe su nombre a una epidemia de peste que asoló Madrid durante el reinado de Juan II (padre de Isabel la Católica) en la primera mitad del s. XV, y que obligó a aislar a los embajadores, que en esos momentos estaban en la Corte, en lugares alejados al sur de la Villa como era esta zona… quedó ya como nombre de la misma.

Siglos más tarde cuando Felipe IV, en 1625, mandó rodear Madrid con una cerca de ladrillo, argamasa y tierra, aqui hubo un portillo al que dieron el nombre de Embajadores, que fue derribado en 1868 permitiendo la expansión de Madrid, con el llamado «Plan Castro» que cambió la ciudad.

La línea negra marca el pefil de la cerca de Feliè IV y los puntos señalan las Puertas y los Portillos

Lo que hubo

Pero mucho antes de su derribo el ayuntamiento de Madrid había encargado, en 1816, al gran arquitecto Antonio López Aguado (Sangüesa 1764-1831) construir aquí un bello palacete, rodeado de un extenso y precioso jardín, que incluso albergaba una pequeña ría con un bonito puente, numerosas fuentes y un gran invernadero, como regalo de boda para doña Isabel de Braganza, segunda esposa de Fernando VII, con quien se había casado en 1816. La entrega a la reina fue el 28 de abril de 1818, pero apenas puedo disfrutarlo pues ella falleció en un malogrado y doloroso parto el 26 de diciembre de ese mismo año.

Como ya hemos visto en el post dedicado al Museo Arqueológio hasta 1871 el conocido como «Casino de la Reina» no tuvo ningún destino específico, pero el 20 de marzo de 1867 la reina Isabel II creó, por Real Decreto, el Museo Arqueológico Nacional precisamente aquí. Desterrada la reina la inauguración oficial la hizo el rey Amadeo de Saboya el 5 de julio de 1871.

Estas eran las puertas que daban acceso al «Casino de la Reina» y que ahora es la que da acceso al Retiro en la Plaza de la Independencia

Y aquí permanecíó instalado el citado Museo hasta que, en 1895, se trasladó al llamado Palacio de Biblioteca y Museos, con entrada por la calle Serrano y compartiendo edificio con la Biblioteca Nacional.

Entrada y fachada del Museo Arqueológico Nacional

Junto a la Glorieta de Embajadores se encuentra también el edificio de la Real Fábrica de Tabacos, una de las obras públicas que se llevaron a cabo bajo el reinado de Carlos III, construida entre 1781 y 1792, fue en principio Fábrica Real de Aguardientes y Naipes, pero en 1809 se convirtió en Fábrica de Tabaco y Rape, con casi 30.000 m2,. Cesó en sus funciones a finales del pasado siglo. y ha sido recuperada en el siglo XXI como espacio multicultural.​

Desde 1997 está considerado como Bien de Interés Cultural y en 2002 se ha integrado en el conjunto de bienes inmuebles del Patrimonio del Estado.

Una foto aérea de la zona de 1929. A la izquierda el Casino de la Reina y a la derecha el gran edificio de la Tabacalera. Foto obtenida en el blog de Urbanidade

Y también en la plaza junto al Casino de la Reina, estuvo el Instituto de Veterinaria, inaugurado en 1793,10​ y que en 1960 dejó su espacio al Instituto de Bachillerato Cervantes.

Lo que hay ahora

La entrada por la Glorieta al I.E.S. Cervantes

El citado Instituto Bilingüe de Secundaria Cervantes fue creado en 1929 en la calle Zurbano 14. En sus primeros años las clases de francés las impartió Antonio Machado, las de Filosofia María Zambrano y las de dibujo Daniel Vázquez Díaz. Tras varios traslados en 1960 se ubicó en esta Glorieta de Embajadores, en el edificio que había sido la Facultad de Veterinaria y que también había ocupado una parte del Casino de la Reina

Y este es el cartel que nos encontramos en la entrada de la Ronda de Toledo al ahora llamado Parque del Casino de la Reina.. Hay que recordar que cuando se construyó la palabra «Casino» significaba Casa de campo o de recreo.

Entrada al Parque del Casino de la Reina

Y aquí podemos ver su distribución … En un frio dia de invierno, y aunque el cielo estaba azul, no es el mejor momento para visitar un parque… que además ya nada tiene que ver con las maravillas que contaban de estos jardines.

Nada más entrar vemos este pabellón y me cuentan que en otros momentos preside una terraza muy concurrida

A este pabellón, sin duda en recuerdo de aquella inteligente reina de tan breve y desgraciada vida, han tenido el buen detalle de titular «Quiosco de la Reina». Ninguna otra mención he visto que recuerde al paseante sus origenes y bellezas.

Esperamos poder volver en primavera y sentarnos en su terraza.

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.