San Isidro en Madrid se celebra hoy día 15 de mayo, en honor de uno de los santos patronos de la Villa. En 1621, tuvo lugar la canonización de cuatro beatos españoles: Isidro Labrador, Ignacio de Loyola, Francisco Javier y Teresa de Jesús, por Gregorio XV, durante el reinado de Felipe IV.
Los procesos de canonización
El proceso seguido por la Iglesia Católica para declarar la santidad de sus fieles fallecidos fue evolucionando lógicamente a través de los siglos. La veneración de los santos comenzó no por canonizaciones oficiales hechas por los papas, sino por el culto público que, en la época romana por ejemplo, consistía en la veneración a los mártires en sus sepulturas por parte de los cristianos.
Ya desde el siglo III se recomendaba investigar rigurosamente los datos aportados para verificar la presunta santidad. En el siglo XIII se determinó que fueran los papas los que ejercieran exclusivamente esa facultad y así se hizo hasta que, en 1588, el papa Sixto V creó la Sagrada Congregación de Ritos que, además de aprobar si las nuevas oraciones y ceremonias podían entrar en la liturgia oficial, intervenía directamente en los procesos relativos a las beatificaciones y canonizaciones que, posteriormente, proclamaba el papa.
Muy interesante leer la novela de Morris West titulada «El abogado del Diablo», sobre un complicado proceso de canonización.
San Diego de Alcalá fue canonizado en 1588, siendo el primero según la normativa implantada por la Sagrada Congregación de Ritos, y le siguió el dominico san Raimundo de Peñafort, en 1601. Veinte años después se celebró, como ya hemos dicho, la canonización de cuatro beatos españoles, Isidro Labrador, Ignacio de Loyola, Francisco Javier y Teresa de Jesús, por Gregorio XV, durante el reinado de Felipe IV.
Las fiestas que con este motivo, especialmente por la canonización de san Isidro, se celebraron en Madrid en la primavera de 1622 fueron sonadas… Las arquitecturas efímeras adornaron calles y plazas, como la de la Cebada en el barrio de la Latina donde habían vivido Isidro y su familia.
Pero este año la pandemia nos ha dejado sin fiestas en la Pradera y la Colegiata de San Isidro en la castiza calle de Toledo estará vacía, igual que la Capilla del Obispo y la Iglesia de San Andrés, donde estuvo enterrado en una suntuosa capilla tras su canonización en la primavera de 1622. Esta lujosa capilla fue financiada por el Rey Felipe IV, el ayuntamiento de Madrid y los virreyes de México y Perú… Y tampoco se irá a beber agua a la fuente al lado de su Ermita, ni habrá celebración en la Virgen de la Antigua, tan visitada por San Isidro.
Se cuenta que él venía a esta pequeña ermita medieval, anterior a la actual y que, a su vez, había sido alzada sobre las ruinas de un templo romano, y que un dia, cuando estaba orando, le avisaron de que su burro corría peligro porque cerca de él merodeaba un lobo… Pero siguió rezando pues para él era lo más importante y dejó que se cumpliera la voluntad divina…Cuando salió del templo, el burro seguía tranquilo pastando y el lobo había desaparecido…
Hoy todo está sumido en el silencio…pero podemos rememorarlo a través de antiguas imágenes… Cómo las de un dia como hoy hace trece años
Nos despedimos con una diferente imagen, la de un cuadro del santo del siglo XVII que se encuentra en el Museo de Arte Iberoamericano de Alcalá de Henares